El termino de demencia se utiliza de manera general para definir algún tipo de enfermedad neurodegenerativa de curso crónico que deteriora gradualmente las funciones cognitivas como la memoria, atención, lenguaje, estado de ánimo, independencia en las actividades de la vida diaria y conducta entre otras.
En contraste, y de forma específica existen diversos tipos de demencia o trastornos neurocognitivos:
En ese orden de ideas la enfermedad de Alzheimer sería un tipo de demencia dentro de un amplio espectro de posibilidades. Las diferencias entre unas y otras demencias o trastornos neurocognitivos radican en variables como la edad de inicio, manifestaciones clínicas, avance y causas etiológicas entre otras.
La enfermedad de Alzheimer es un tipo de demencia o trastorno neurocognitivo mayor de etiopatología celular dada por concentración de proteínas beta-amiloides en los espacios extracelulares y proteínas Tau en los microtúbulos de las neuronas.
A nivel clínico se caracteriza por un deterioro progresivo y de avance insidioso de diferentes procesos cognitivos como la orientación, memoria, lenguaje, praxias, abstracción, razonamiento, toma de decisiones, cambios de conducta y del estado de ánimo que gradualmente limitan la independencia en las diferentes actividades de la vida diaria de las personas; las manifestaciones clínicas de la enfermedad van a depender de la fase en la que se encuentre el paciente.
La enfermedad de Alzheimer tiene una diversidad de manifestaciones cognitivas dependiendo de la etapa de avance, pero en la fase temprana está caracterizada por un trastorno de memoria que se establece progresivamente; las manifestaciones son olvidos episódicos de la vida diaria, dificultades para recordar el nombre de algunos objetos, desorientación temporal y espacial.
Existen factores de riesgo modificables y no modificables. En relación al sexo existe un predominio del sexo femenino. El principal factor de riesgo no modificable es la edad y su prevalencia se duplica cada 5 años a partir de los 60 años de edad: a los 60 años el 1% tendrá demencia, a los 65 años el 2% tendrá demencia, a los 70 años el 4% tendrá demencia, a los 75 años el 8% tendrá demencia, a los 80 años el 16% tendrá demencia y así sucesivamente.
Dentro de los factores de riesgo modificables se encuentran: demográficos (escolaridad), médicos (diabetes, obesidad, hipertensión, pérdida de la audición y depresión), estilo de vida (tabaco, alcohol, actividad física, dieta, actividad intelectual e interacción social).
El trastorno neurocognitivo por enfermedad de Alzheimer tiene tres etapas clínicas:
Para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer existen dos tipos de intervención mutuamente complementarias; las farmacológicas y las no farmacológicas.
En las intervenciones farmacológicas se encuentran los inhibidores de la acetilcolinesterasa (Donepezil, Rivastigmina y Galantamina) y los antagonistas del glutamato (Memantina).
Las intervenciones no farmacológicas se orientan a estimular y mantener las capacidades cognitivas, evitar la desconexión del entorno, fortalecer las relaciones sociales, incrementar la autonomía personal en las actividades de la vida diaria, mejorar el estado y sentimiento de salud; en términos generales mejorar la calidad de vida del paciente y de los familiares/cuidado